Cómo cuidar los pies envejecidos: 12 consejos esenciales que toda persona mayor debe conocer

Cómo cuidar los pies envejecidos: 12 consejos esenciales que toda persona mayor debe conocer

Nuestros pies nos llevan por toda la vida, pero a menudo son la parte más descuidada de la salud de las personas mayores. A medida que envejecemos, nuestros pies sufren cambios significativos.

La piel se vuelve más delgada y frágil, las almohadillas de grasa naturales que amortiguan nuestros pasos disminuyen gradualmente y la circulación se ralentiza, lo que dificulta la cicatrización. La rigidez de las articulaciones aumenta y el soporte del arco del pie, que antes era natural, puede debilitarse.

Estos cambios son simplemente parte del proceso de envejecimiento que requiere nuestra respuesta reflexiva.

Esta guía proporciona pasos prácticos para mantener los pies fuertes, cómodos y saludables en casa. Descubrirás rutinas de cuidado diario, estrategias y orientación sobre cuándo es necesario acudir a un profesional. Porque cada paso que des hoy hacia el cuidado adecuado de tus pies te mantendrá activo, móvil y seguro mañana.

Cómo cuidar los pies envejecidos: 12 consejos útiles
Cómo cuidar los pies envejecidos: 12 consejos útiles

Cómo afecta el envejecimiento a los pies

Antes de profundizar en las estrategias de cuidado, es útil comprender qué le sucede a tus pies con el paso de los años.

Los cambios comunes en los pies relacionados con la edad incluyen:

  • Piel más fina y pérdida de elasticidadLa piel de los pies se vuelve más frágil, como papel de seda, lo que la hace más vulnerable a desgarros y lesiones.
  • Reducción de la grasa subcutánea: La amortiguación natural debajo de los talones y las puntas de los pies desaparece gradualmente, lo que hace que caminar sobre superficies duras resulte incómodo.
  • Circulación más lentaEl flujo sanguíneo a los pies disminuye, lo que significa que los cortes y las heridas que antes se curaban en unos días ahora pueden tardar una semana o más.
  • Músculos y ligamentos más débilesLa fuerza y la flexibilidad de los pies disminuyen con el tiempo, lo que puede aplanar los arcos y hacer que el equilibrio sea menos estable.
  • Uñas de los pies más gruesas y quebradizas: Con la edad, las uñas se vuelven más difíciles de cortar y más propensas a las infecciones por hongos.
  • Sensibilidad nerviosa alteradaMuchas personas mayores, especialmente aquellas con diabetes, experimentan entumecimiento, hormigueo o una disminución de la capacidad para sentir dolor en los pies.
Cómo afecta el envejecimiento a los pies
Cómo afecta el envejecimiento a los pies

Cómo cuidar los pies envejecidos: 12 consejos útiles

Consejo 1: Mantenga los pies limpios y secos todos los días.

Lávate los pies suavemente todos los días con agua tibia, no caliente, y un jabón suave sin fragancia. El agua caliente puede eliminar los aceites naturales y resecar tu piel, que ya es vulnerable. Tómate tu tiempo, lavando entre cada dedo y alrededor de los tobillos, donde se acumula la suciedad y el sudor.

Este es el paso crucial que mucha gente pasa por alto: Secarse bien, especialmente entre los dedos de los pies. La humedad atrapada entre los dedos de los pies crea el ambiente propicio para las infecciones por hongos.

Séquese los pies con una toalla suave y limpia, prestando especial atención a los espacios entre los dedos. Si le resulta difícil agacharse, intente sentarse en una silla de ducha o colocar el pie sobre un taburete pequeño.

Consejo 2: Hidrata

La hidratación diaria es esencial para prevenir las dolorosas grietas y fisuras que pueden aparecer en los talones y las plantas de los pies secos. Elija cremas o lociones para los pies que contengan ingredientes como urea (que ayuda a suavizar la piel gruesa y endurecida), manteca de karité, glicerina o ceramidas.

Aplica crema hidratante a diario, idealmente justo después de lavarte y secarte los pies, cuando la piel está más receptiva. Concéntrate especialmente en los talones y las plantas de los pies, donde la piel tiende a engrosarse y agrietarse con mayor facilidad. Nunca apliques loción entre los dedos de los pies. 

Masajea la loción con suaves movimientos circulares. Si tus pies están muy secos, considera aplicar crema hidratante antes de acostarte y ponerte calcetines de algodón limpios durante la noche para retener la humedad.

Consejo 3: Revise sus pies todos los días.

La revisión diaria de los pies es quizás la medida preventiva más importante en el cuidado de los pies de las personas mayores. Los pequeños problemas detectados a tiempo no empeoran; los problemas que pasan desapercibidos pueden convertirse en complicaciones graves que requieran intervención médica.

Reserve un tiempo específico cada día para examinar cuidadosamente ambos pies. Busque:

  • Cortes, rasguños o ampollas, sin importar lo pequeños que sean.
  • Enrojecimiento, hinchazón o puntos calientes que podrían indicar una infección.
  • Cambios en el color de la piel, incluyendo dedos de los pies azules o morados, lo que sugiere problemas de circulación.
  • Piel seca y agrietada que podría infectarse.
  • Cambios en la apariencia de las uñas de los pies, incluyendo decoloración, engrosamiento o separación del lecho ungueal.
  • Cualquier cambio en la sensibilidad, nuevo entumecimiento u hormigueo.
Revisa tus pies todos los días.
Revisa tus pies todos los días.

Consejo 4: Córtese las uñas de los pies de forma adecuada y segura.

El recorte inadecuado es una de las principales causas de las dolorosas uñas encarnadas, que pueden infectarse gravemente en las personas mayores.

La técnica adecuada: 

  • Córtate las uñas de los pies en línea recta, nunca redondeadas ni curvadas hacia abajo en los bordes.
  • Utilice un cortauñas limpio y afilado diseñado específicamente para las uñas de los pies (son más grandes y resistentes que los cortauñas para las uñas de las manos).
  • Corta la uña al ras de la punta del dedo del pie y, a continuación, utiliza una lima para suavizar los bordes irregulares. 
  • Limar en una sola dirección, en lugar de serrar hacia adelante y hacia atrás, evita que se agriete y se dañe.

El mejor momento para cortarlas es después del baño, cuando las uñas están más blandas y son más fáciles de cortar. Asegúrate de tener buena iluminación. Si tu visión ya no es lo que era, considera usar lupas o pedir ayuda.

Consejo 5: Elige el calzado adecuado

A medida que envejecemos, es cada vez más importante llevar un calzado adecuado para prevenir el dolor, mantener el equilibrio y proteger los pies de lesiones.

Busca zapatos que ofrezcan:

  • Una puntera ancha y espaciosa que no apriete los dedos de los pies. Los dedos deben poder moverse libremente. Los zapatos demasiado estrechos pueden provocar juanetes, callos y dedos en martillo.
  • Soporte firme para el talón que lo sujeta de forma segura sin resbalar. La parte trasera del zapato (contrafuerte del talón) debe ser lo suficientemente resistente como para mantener su forma cuando se presiona.
  • Suelas antideslizantes con buena tracción. Busque suelas de goma con dibujos que proporcionen agarre.
  • Materiales transpirables, como el cuero o la malla, que permiten la circulación del aire y reducen la sudoración. Una buena ventilación previene las infecciones por hongos y mantiene los pies más cómodos.
  • Amortiguación adecuada, especialmente en el talón y la planta del pie, donde se ha perdido el acolchado natural.
  • Considera los zapatos con plantillas extraíbles para que puedas añadir plantillas ortopédicas personalizadas si es necesario.

Reemplace los zapatos desgastados con regularidad. El calzado viejo pierde soporte y amortiguación, lo que fuerza las articulaciones y causa dolor. Si la suela está desgastada, el talón se inclina hacia un lado o la plantilla está comprimida, es hora de comprar zapatos nuevos.

Elige el calzado adecuado
Elige el calzado adecuado

Consejo 6: Utilice calcetines limpios y cómodos.

Elige calcetines fabricados con materiales que absorban la humedad o mezclas de algodón que alejen el sudor de la piel. Evita los tejidos sintéticos que retienen la humedad. Los calcetines adecuados reducen la fricción entre los pies y los zapatos, lo que evita la aparición de ampollas y callos.

Evita los calcetines con bandas elásticas ajustadas en la parte superior. que pueden restringir el flujo sanguíneo a los pies y la parte inferior de las piernas. Si observa surcos profundos en la piel al quitarse los calcetines, es que le quedan demasiado ajustados. Busque calcetines con la etiqueta “sin costuras” o “calcetines para diabéticos”, que tienen un elástico más suave que no restringe la circulación.

Cambie sus calcetines todos los días, aunque no parezcan sucios. Los calcetines limpios reducen la acumulación de bacterias y hongos que se produce a lo largo del día. Si tus pies sudan mucho, considera cambiarte los calcetines también al mediodía.

Consejo 7: Mantén la circulación sanguínea activa

Dado que la circulación disminuye naturalmente con la edad, es necesario favorecer activamente el flujo sanguíneo mediante ejercicios diarios suaves.

Prueba estos sencillos movimientos que puedes hacer mientras estás sentado:

  • Rotaciones de tobillo: Levante ligeramente un pie del suelo y gire el tobillo en círculos lentos, 10 veces en sentido horario y 10 veces en sentido antihorario. Repita con el otro pie.
  • Estiramientos de los dedos de los pies: Separe los dedos de los pies lo máximo posible, mantenga la posición durante cinco segundos y, a continuación, dóblelos hacia abajo y mantenga la posición durante otros cinco segundos. Repita el ejercicio 10 veces.
  • Movimientos de flexión y extensión: Extienda los dedos de los pies hacia afuera y luego flexiónelos hacia la espinilla. Este sencillo movimiento activa los músculos de la pantorrilla que ayudan a bombear la sangre hacia el corazón.
  • Levantamiento de tobillos: Mientras está sentado, levante los talones del piso manteniendo los dedos de los pies hacia abajo, luego levante los dedos de los pies manteniendo los talones hacia abajo.
  • Paseos cortos, tanto en interiores como en exteriores, son excelentes para la circulación. Incluso caminar por tu casa durante 5 minutos cada hora marca la diferencia.

Evite estar sentado durante largos periodos de tiempo. con las piernas cruzadas, ya que esto restringe el flujo sanguíneo a la parte inferior de las piernas y los pies. Cuando esté sentado durante períodos prolongados, eleve ligeramente los pies sobre un taburete pequeño para favorecer el drenaje y reducir la hinchazón.

Para quienes participen en programas diurnos para adultos, Las sesiones de ejercicio estructuradas suelen incluir ejercicios en silla y actividades de caminata diseñadas para mantener la circulación. Estas actividades supervisadas proporcionan tanto beneficios físicos como interacción social.

Consejo 8: Mantén un peso saludable

Tus pies soportan todo el peso de tu cuerpo con cada paso que das. Los kilos de más se traducen directamente en un estrés adicional para los pies, los tobillos, las rodillas y las caderas, lo que a menudo provoca dolor, daños en las articulaciones y limitaciones en la movilidad. Incluso una pérdida de peso moderada puede reducir significativamente el dolor de pies y mejorar la movilidad. Una pérdida de solo 4,5-6,8 kg puede disminuir la carga sobre tus pies entre 13,6 y 27,2 kg.

Mantener un peso saludable
Mantener un peso saludable

Consejo 9: Controle las enfermedades crónicas que afectan a los pies.

Ciertas afecciones crónicas aumentan considerablemente la importancia del cuidado de los pies en las personas mayores.

Diabetes

Esta afección encabeza la lista de problemas de salud de los pies. Los niveles altos de azúcar en la sangre dañan tanto los vasos sanguíneos como los nervios, lo que hace que los pies sean vulnerables. Si tiene diabetes:

  • Comprueba tu nivel de azúcar en sangre con regularidad y sigue al pie de la letra el plan de tratamiento que te haya indicado tu médico.
  • Nunca, jamás camines descalzo, ni siquiera en interiores. Un pequeño corte causado por una tachuela o una astilla puede convertirse en un problema grave.
  • Utilice siempre calzado de protección, incluyendo pantuflas acolchadas en casa.
  • Revisa tus pies todos los días sin falta, prestando atención a cualquier cambio.
  • Acuda al podólogo al menos tres o cuatro veces al año, o más si su médico se lo recomienda.

Artritis

La inflamación de las articulaciones causa rigidez, dolor y movilidad reducida en los pies y los tobillos. Utilice zapatos bien acolchados con un buen soporte para el arco. Los baños de pies calientes (no demasiado calientes ni demasiado largos) pueden proporcionar un alivio temporal de la rigidez. Considere la posibilidad de realizar ejercicios diseñados específicamente para pies artríticos, que su fisioterapeuta puede enseñarle.

Enfermedad vascular periférica

La reducción del flujo sanguíneo a las extremidades implica una curación más lenta y un mayor riesgo de complicaciones graves a partir de lesiones leves.

Proteja sus pies, evite las temperaturas extremas e informe inmediatamente a su médico de cualquier cambio en el color, la temperatura o la sensibilidad.

Consejo 10: Proteja los pies de las temperaturas extremas.

Protección para el invierno

La exposición al frío puede provocar congelación. Siempre use botas aislantes e impermeables con buena tracción cuando salga al aire libre durante los meses fríos. Use calcetines cálidos de lana o térmicos, pero asegúrese de que sus botas sean lo suficientemente amplias como para que los calcetines no le aprieten los pies.

La combinación de temperaturas frías y circulación reducida aumenta el riesgo de que las personas mayores sufran lesiones relacionadas con el frío. Si se le entumecen los pies por el frío, caliéntelos gradualmente. Nunca utilice agua caliente ni fuentes de calor directas.

Riesgos relacionados con el calor

Aquí hay una advertencia importante: Evite el contacto directo entre los pies y las almohadillas térmicas, las cobijas eléctricas o las botellas de agua caliente.

La reducción de la sensibilidad significa que es posible que no sienta ardor hasta que se produzca un daño grave. Esto es especialmente peligroso para las personas con diabetes o neuropatía. Si tiene los pies fríos por la noche, use calcetines cálidos en lugar de fuentes de calor.

Comprueba la temperatura del agua con el codo o con un termómetro antes de sumergir los pies, asegurándote de que esté agradablemente caliente, pero no demasiado.

Consejo 11: No ignore el dolor, la hinchazón o los cambios de color.

El dolor es el sistema de alarma de tu cuerpo y, en los pies de las personas mayores, a menudo indica problemas que requieren atención profesional. Nunca adoptes una actitud de “esto es solo parte del envejecimiento” ante los problemas persistentes en los pies.

Las señales de advertencia incluyen:

  • Dolor persistente que no mejora con reposo, hielo y elevación en uno o dos días.
  • Hinchazón que no desaparece, especialmente si solo afecta a un pie o si la zona hinchada está caliente al tacto. Estos síntomas pueden indicar infección, coágulos sanguíneos o problemas de circulación.
  • Los cambios de color son especialmente preocupantes. Los dedos de los pies azules o morados sugieren problemas de circulación. El enrojecimiento acompañado de calor indica una posible infección. Una piel muy pálida o blanca puede ser señal de un flujo sanguíneo inadecuado.
  • Entumecimiento, hormigueo o sensación de ardor nuevos o que empeoran, especialmente si tiene diabetes. Estos síntomas sugieren daño nervioso.
  • Cualquier llaga o herida abierta que no se cure en unos días o que presente signos de infección (aumento del enrojecimiento, pus, rayas rojas que se extienden desde la herida, fiebre).

Comuníquese con su podólogo, enfermero geriátrico o el personal médico de su centro de cuidado diurno para adultos si nota algún cambio preocupante. Muchos programas diurnos para adultos cuentan con personal de enfermería que puede realizar una evaluación inicial y orientarle hacia la atención adecuada.

No ignore el dolor, la hinchazón o los cambios de color.
No ignore el dolor, la hinchazón o los cambios de color.

Consejo 12: Programa revisiones periódicas de los pies.

La atención preventiva por parte de un podólogo calificado es tan importante como el cuidado diario en casa. Los exámenes profesionales de los pies detectan los problemas de manera temprana, brindan tratamientos especializados que no se pueden realizar en casa y ofrecen orientación personalizada para las necesidades específicas de salud de los pies.

¿Con qué frecuencia deben acudir las personas mayores al podólogo?

La mayoría de las personas mayores se benefician de visitas al menos una o dos veces al año. Sin embargo, si tiene diabetes, problemas de circulación o dificultades de movilidad que le dificultan el autocuidado, debe acudir al podólogo de tres a cuatro veces al año, o con la frecuencia que le recomiende su médico.

Muchas clínicas y centros de día para adultos ofrecen visitas de podología in situ, lo que hace que la atención profesional sea más accesible para las personas mayores con dificultades de transporte.

Conclusión

Unos pies sanos son la base de la independencia. Los 12 consejos de esta guía no son complicados ni costosos, pero marcan una gran diferencia entre poder ir libremente a donde quieras y estar limitado por el dolor de pies.

Empieza con uno o dos ejercicios que te resulten fáciles y ve añadiendo más a medida que se conviertan en rutina. La constancia es más importante que la perfección. Dedicar cinco minutos al día al cuidado de tus pies te reportará enormes beneficios en cuanto al mantenimiento de la movilidad y la calidad de vida.

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Acerca del centro de día para adultos Sunrise

En Sunrise Adult Daycare, ofrecemos un apoyo integral para el bienestar, que incluye control de la salud y acceso a servicios de podología a domicilio. Nuestro programa diurno para adultos en Denver ofrece programas de ejercicio estructurados para mantener la circulación y la movilidad, además de la interacción social que mantiene activos a los adultos mayores.

Para obtener asistencia sobre el cuidado de los pies o información sobre bienestar, llame al (303) 226-6882 para conocer nuestros programas y programar una visita.

Preguntas frecuentes (FAQ)

¿Cómo cuidas tus pies a medida que envejeces?

El cuidado diario de los pies de las personas mayores incluye lavar y secar los pies (especialmente entre los dedos), hidratar los talones y las plantas, revisar si hay cortes o cambios, cortar las uñas de los pies, usar zapatos con suela antideslizante que brinden soporte, cambiar los calcetines todos los días y hacer ejercicios suaves, como rotaciones de tobillo. Visite a un podólogo al menos una o dos veces al año para recibir atención profesional.

¿Por qué las personas mayores tienen más problemas en los pies?

El envejecimiento provoca un adelgazamiento de la piel con menos acolchado graso, una circulación más lenta, músculos y ligamentos más débiles y uñas de los pies más gruesas propensas a las infecciones fúngicas. Las enfermedades crónicas como la diabetes, la artritis y las enfermedades vasculares agravan estos cambios. La reducción de la sensibilidad puede impedir que las personas mayores detecten las lesiones a tiempo, y la ralentización de la cicatrización aumenta el riesgo de infección.

¿Cuál es la mejor crema hidratante para los pies de las personas mayores?

Busca cremas para pies que contengan urea (10-20%), manteca de karité, glicerina o ceramidas. CeraVe, Eucerin y AmLactin fabrican fórmulas eficaces para la piel seca y envejecida. Aplícalas después de lavar y secar los pies, prestando especial atención a los talones y las plantas. Evita aplicarlas entre los dedos y elige productos sin fragancia para pieles sensibles.

¿Cómo se deben cortar las uñas de los pies de las personas mayores de manera segura?

Corte las uñas de los pies en línea recta con un cortauñas limpio, nunca en forma redondeada. Corte a ras de la punta del dedo y luego suavice los bordes con una lima de uñas. Córtelas después del baño, cuando las uñas estén más blandas, y con buena iluminación. Si las uñas son gruesas, quebradizas o difíciles de cortar, acuda a un podólogo.

¿Con qué frecuencia deben acudir las personas mayores al podólogo?

La mayoría de las personas mayores deben visitar al podólogo una o dos veces al año. Las personas con diabetes necesitan entre tres y cuatro visitas al año, o más, según lo recomendado. Las personas mayores con problemas de circulación, limitaciones de movilidad o problemas crónicos en los pies pueden necesitar cuidados más frecuentes. Concierte una cita inmediatamente si tiene dolor persistente, hinchazón, cambios de color o heridas que no cicatrizan.

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